El Museo, el Coro y la Asociación Cooperadora compartieron el festejo por sus 17 años junto a la comunidad

El Museo Casa Carnacini festejó 17 años con actividades especiales, el pasado 20 de julio.

La casona** donde vivió durante cincuenta años el pintor Ceferino Carnacini fue edificada en 1914 y se inauguró como museo el “Día del Amigo” de 2007, durante la Gestión Ivoskus y desde entonces, cada 20 de julio, la comunidad se reúne para celebrar un nuevo aniversario del espacio que popularmente se reconoce como el museo de Villa Ballester.

En el festejo de este año, el sábado pasado, hubo feria de artistas con la participación de expositores junto a sus trabajos. También hubo suelta de estampas del taller de Grabado que funciona en el Espacio Peláez. Y, como cierre, a las 19, se presentó el Coro del Museo Carnacini, que junto con la Cooperadora del Museo, también cumplieron 17 años.

“Como pasa en la vida personal”, dijo Pamela  Ferreyra, coordinadora de la Casa, “un nuevo aniversario es una especie de balance y, pensar en lo que queremos en este nuevo inicio” y remarcó que “hace tiempo venimos trabajando por el acceso a la cultura”. 

Tras destacar la presencia de la Asociación Cooperadora, siempre acompañando y colaborando con el Museo, remarcó que “estos espacios tienen vida y razón de ser si están ocupados por la comunidad”; entonces invitó a los vecinos a involucrarse, a “no dudar en entrar, acercarse a las diferentes actividades que se proponen junto a los artistas locales”, porque “desde la institución” se busca “acercar el arte a la gente”. 

Luego llegó el fin de fiesta con la actuación del Coro , dirigido por Yesica Silveriño, que arrancó con “Yo vengo a ofrecer mi corazón” de Fito Páez y siguió con un variado repertorio.

** Esta casona construida en 1914, cuenta con una planta baja y otra superior de similar distribución y se destaca un amplio subsuelo, originariamente horno de ladrillos, el cual -cuentan- resultó más sencillo aprovecharlo que rellenarlo.En su interior, la mansión cuenta con dieciséis murales, realizados por el propio Carnacini, y una ostentosa escalera de cedro, que conduce al amplio y luminoso atelier del artista y el cuarto de grabados, donde aún puede apreciarse su prensa original.