Nuestras mujeres veteranas de Guerra de Malvinas

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A 40 años del aniversario del conflicto bélico y en adhesión a los homenajes a los veteranos de guerra, luego de las entrevistas a nuestros veteranos sanmartinenses de Malvinas, Antonio Falcón e Ignacio Arcidiacono, compartimos hoy una nota sobre las mujeres de y en Malvinas, entre las cuales hay una sanmartinense.

Por Julio R. Otaño

Las Islas Malvinas son un archipiélago formado por más de doscientas islas, en las que se destacan dos principales, la Gran Malvina y la Soledad. Casualmente, las dos llevan nombre de mujer, pero… ¿En la Guerra de Malvinas hubo mujeres? A pesar de que en ningún manual escolar figuran, dieciséis mujeres argentinas son consideradas veteranas de guerra. Todas fueron silenciadas, omitidas y tuvieron que pasar muchos años para que, finalmente, se reconocieran sus presencias. 

El 2 de abril de 1982, se produjo la reconquista de las Islas Malvinas. La guerra duró 74 días, más de 23 mil soldados argentinos fueron movilizados, más de 1200 fueron heridos de gravedad y hubo un total de 649 muertos. También participaron 16 mujeres argentinas: Marta Beatriz Giménez, Graciela Liliana Gerónimo, Mariana Florinda Soneira, Marcia Noemí Marchesotti, Olga Graciela Cáceres, Doris Renee West, Susana Mazza, María Marta Lemme, Norma Etel Navarro, María Cecilia Ricchieri, María Angélica Sendes, María Liliana Colino, Maureen Dolan, Silvia Storey, Cristina María Cormack y la sanmartinense Silvia Barrera

Todas se mantuvieron, durante más de treinta años, en el anonimato. Sufrieron los mismos problemas que los hombres combatientes: estrés postraumático, enfermedades relacionadas al mismo y angustia. 

Las enfermeras lograron demostrar que la mujer está igualmente capacitada que el hombre para participar en las fuerzas de defensa de una Nación. Abandonaron sus delantales blancos de instrumentistas quirúrgicas y tuvieron que usar uniformes y borceguíes que les quedaban grandes. Y tras una breve instrucción, partieron. 

La principal misión de las enfermeras fue atender a cientos de soldados, darles fuerzas, contención, esperanzas y cuidarlos. Su lugar de trabajo fue el Buque Hospital ARA “Almirante Irízar” que navegaba en alta mar. El Irízar albergó a casi un millar de heridos de todo tipo. Las instrumentistas hacían su trabajo y, también, de camilleras y enfermeras. 

María Liliana Colino tenía 26 años, se había recibido de enfermera y de veterinaria, obtuvo el grado de cabo principal. Su misión era la de salvataje y enfermería a bordo de los cargueros Hércules, que volaban bajo y a oscuras. Los viajes a Malvinas eran siempre de noche. Cuando llegó a Puerto Argentino, quedó carreteando, nunca podía parar o aterrizar porque debía estar siempre listo para levantar vuelo nuevamente en caso de ser detectado por las tropas británicas. Con el avión en movimiento Liliana logró bajar y, una vez en tierra, con todo oscuro, de lejos escuchaba los bombardeos. Fue la única mujer en pisar el territorio de Islas Malvinas. 

Tahiana Marrone combatió en las islas como Osvaldo Marrone, sin embargo, a partir de 2015 afirmó su identidad de mujer. Con 17 años formó parte del Batallón de Ingenieros N°9 y estuvo en Bahía Fox. Si bien busca ser reconocida como veterana de guerra, en los listados del Ministerio de Defensa su nombre continúa figurando como Osvaldo. Así, el caso de Tahiana Morrone tiene una peculiaridad: es estigmatizada y discriminada por su autoafirmación identitaria.   

Silvia Barrera, la veterana nacida en San Martín, profesional de la sanidad, civil, estuvo a bordo del Irízar y participó como voluntaria en el conflicto del Atlántico Sur. Reconocida oficialmente como Veterana de Malvinas, es en la actualidad la mujer más condecorada de la historia de las FF. AA. “Llegamos a hacer cirugías con una oscilación de 45 grados, con los profesionales y pacientes atados para movernos al mismo ritmo”, recuerda y al preguntarle sobre qué es lo peor de la guerra, no duda en afirmar: "Lo más doloroso es el después, la indiferencia, los detalles de la vida cotidiana. En mi caso, por ejemplo, aunque soy la instrumentadora más antigua del hospital y la mujer más condecorada de las FF. AA., tengo que pelear por un lugar en el estacionamiento del hospital. Sé que es algo menor, pero evidencia la falta de reconocimiento".  

Ellas no fueron designadas para trabajar en el Hospital de Puerto Argentino por un tecnicismo: no les habían dado "grado militar". 

Las secuelas fueron físicas y psicológicas, predominando la segunda. Muchas tardaron años en hablar y contar lo que vivieron en esa época, otras tuvieron problemas de salud graves, otras quisieron olvidar para siempre lo que habían presenciado. Imposible fue dejar de lado lo que habían vivido, superarlo es una etapa en transición que todas atraviesan, las dejaron solas, las abandonaron, creyeron que con una pensión iban a poder tapar los errores políticos que cometieron en la Guerra de Malvinas. Hoy podemos ver con satisfacción que a 40 años de la recuperación transitoria de Malvinas la sociedad brinda su reconocimiento…la justicia tarda, pero llega y también el reconocimiento a nuestras heroínas que arriesgaron su vida por la patria. 

Gloria eterna a los Héroes Nacionales caídos y a los Veteranos y Veteranas de Guerra de Malvinas y familiares.